martes, 1 de marzo de 2011

La Vida Se Va

No soy asiduo al Orkut. Entro muy de vez en cuando para revisar los mensajes y ver en qué andan mis amigos. De por ahí, si estoy de humor, voy buscando perfiles de amigos de hace tiempo con quienes, por esas cosas de la vida, fui perdiendo contacto, y en ese recorrido uno se encuentra con cada perfil… bueno y malo…

Entre perfil y perfil, llego al de una chica en el cual uno de los rostros de la foto principal, me resulta familiar y  ¡¡¡Shock!!! ¡Era César!

César fue mi amor imposible de secundaria (todos tenemos uno...) en el último año de colegio. Lo había visto a los 15 años y fue amor a primera vista. La casualidad hizo que nos conociéramos oficialmente tres años más tarde, durante el último año de clases, pues él era del turno mañana y yo del turno noche, y los sábados durante las clases de Gabinete, compartíamos aula.


Durante el último año, también fuimos compañeros en el servicio militar, al cual íbamos todos los muchachos de último año del colegio. Estábamos los chicos del Comercio 1, Naciones Unidas y San Clemente María.






Yo babeaba por él pero nunca se dio cuenta o eso creo. (Y eso que mi intensidad puede asustar a ciertas personas, jajaja… Just kidding!) Nunca me atreví a decirle nada pues por aquel entonces mi atracción por personas de mi mismo sexo era mi secreto mejor guardado.


Él era hermoso y de una voz increíblemente seductora para los 18 años que tenía. Yo rezaba por que llegara el sábado (servicio militar por la mañana y clases de Gabinete por la tarde) y entraba en depresión a medida que el reloj marcaba las 18:00 hs., momento en que acababan las clases y quedábamos distanciados por una semana hasta el nuevo encuentro.

Ahora veo el perfil, que no es el suyo, sino el de su esposa. El tiempo tuvo el efecto contrario en los dos. Yo, de gordito inseguro pasé a tener un cuerpo atlético y ser más extrovertido. Él, del dios griego que era, se agregó unos kilos y le noto con la cara un poco cansada. Lo veo más viejo de lo que debería estar.


Antes temblaba con sólo pensar que lo iba a ver. No pensé que me iba a dar igual ahora. ¡Qué cosas, ¿eh?! La vida se va… ¡Y YO ME QUEDO! Jajaja!



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