domingo, 1 de mayo de 2011

A New Attraction (2/2)

En capítulos anteriores… “Para que se hagan una imagen mental: es blanco, de unos 1,80 de altura, rubio estirando a castaño, ojos color miel, choooooongo a más no poder. Exuda testosterona por cada uno de sus poros. He’a man, he’s a god, he’s a police!”

Nos saludamos y fui al migitorio mientras él seguía cambiándose. Le pregunté si ya se iba, lo cual era obvio pero no me venía nada más a la cabeza, y me dijo que sí. Preguntó si yo acababa de llegar, lo cual también era obvio pero no lo cuestioné.

Estas preguntas fueron el inicio de una charla que se extendió como diez minutos, tiempo muy largo para alguien que solamente fue a orinar y con el dolor de mi alma tuve que decirle que me iba a continuar con mi rutina. Recuerden que el secreto es dejarles queriendo más.

Mientras charlábamos, lo veía cambiarse y si no me gustara tanto juraría que se estaba mostrando. Esas piernas blancas y enormes, esa cola parada y dura, ese paquete… Es sólo recordarlo y ponerme a mil. Físicamente tiene mucho parecido con Kurtys Stryker de Mortal Kombat, quien siempre me había calentado. (¿Qué tan enfermo es fantasear con un personaje de videogames? Jajaja...) Encaja perfectamente dentro de mis fantasías más salvajes.

Bajé y continué con mi rutina de espalda. Él apareció pocos segundos después pero se dirigió a la cantina del gym a comprar unas empanadas al horno y se las comía mientras miraba hacia donde yo entrenaba. Por supuesto que “no lo vi”.

En un momento de descanso se me escapa un bostezo y lo miro, entonces empieza a reírse y remeda la señal de bostezo. Sonrío y viene junto a mí. “Mamma mía!” me dije y me puse nerviosísimo. Es algo parecido a que seas un mero mortal y como si nada ves que un huracán se está avecinando y vos sin poder hacer nada.

Lo primero que me dijo es que no podía estar bostezando a esas alturas considerando que estaba retomando los ejercicios luego de diez días. No recuerdo bien qué le dije. Gran parte de la conversación se quedó sin procesar en mi disco duro por lo imponente que me parecía su presencia.

Así y todo hablamos muchísimo ante la atenta mirada de uno de los instructores que me odia y viceversa (ese que se gusta de vos, Disco Sister). Entre charla y charla saqué muchísima información: es policía como había adelantado en el post anterior, aunque está pidiendo su retiro ya que quiere dedicarse a otra cosa. De hecho que tiene actividad paralela ahora. A los 14 años empezó en la marina. ¿Y cómo? Porque le “contestó” a su papá que no quería ir a la despensa. A la madrugada siguiente el padre lo llevó a la Marina.

A los 18 dejó la Marina y se inscribió en la Escuela de Policías. Tiene una actividad paralela y por más que yo no pregunté (ni se me pasó por la mente) me dio el promedio de ingresos que percibe, que es bastante alto. Me dijo que le va muy bien, que tiene su casa propia y vehículos. Esto último no me quedó muy claro ya que mencionó “vehículos” pero yo siempre lo veo en una moto. No me resultó pedante porque: 1) Es chongo y 2) Lo dijo naturalmente en una conversación, no haciendo énfasis en alardear.

Aunque no pude dejar de preguntarme por qué me da estos datos... Lo de sus altos ingresos (¿querrá compensar alguna otra cosa?), lo de la casa propia (¿querrá llevarme a vivir con él?), lo de los vehículos (¿querrá llevarme a un motel?). A girl can dream.

Tiene 33 años. Todo esto me lo decía mientras se zarpaba la tercera empanada al horno. ¡Vos sí que tenés hambre! le solté y riendo me dijo que ya cenaba porque le esperaba un largo recorrido de ida a su casa. Vive en San Lorenzo.

Fue entonces cuando bromeó que comía la empanada del gym porque tenía anabolizantes que le ponían duros los músculos y que como el recorrido a veces es largo, se pone la mano sobre el paquete y (Ring the alarm!) dice: “A veces otras cosas se ponen duras” a la par que lanza una sonrisa difícil de catalogar.

Me quedé

Yo, totalmente al borde de un paro, y tratando de actuar lo más normal posible. ¿Hice bien? ¿Me debí haber lanzado? Creo que hice bien porque se quedó hablando más tiempo. Me gusta y así no soy objetivo. Lo veo todo a mi conveniencia y no quiero meter la pata. No le conozco mucho aún pero creo que me va agarrando mucha confianza para contarme esas cosas.

Me adelantó que el jueves iba a descansar. El viernes tampoco apareció pero estoy seguro de que mañana sí. Contando los segundos estoy…

¡Buen fin de semana y felicitaciones a todos los trabajadores!

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