lunes, 29 de agosto de 2011

Monday Morning

05:30 hs. en punto de esta madrugada y suena la alarma de mi celular. Es el único sonido que me puede traer desde cualquier remoto lugar de los sueños donde me encuentre. Y con lo que me gusta dormir, ni siquiera un terremoto puede ser tan efectivo.

Doy algunas vueltas en la cama, y sin estar aún consciente del todo me sorprendo por lo rápido que pasó la noche. Pareciera que sólo transcurrieron 5 minutos desde que me saqué los auriculares del mp4 y me rendí al sueño.

Habrán pasado como 4 minutos más y volvió a sonar la alarma. Me hice la pregunta mañanera, la primera que me hago siempre desde que tengo uso de razón... “¿Me levanto ahora o en diez minutos más?”. Di unas vueltas con los ojos cerrados y recordé que tenía una capacitación por la noche, por lo que no podría asistir al gym en ese horario. Y si no voy a la mañana, perdería un día, lo cual era bastante perjudicial teniendo en cuenta los derroches por ansiedad que me había permitido en los últimos días.


Me estiré y me levanté. La parte más difícil ya estaba hecha. El clima estaba un poco fresco pero muy agradable. Me di cuenta de que alguien apagó el ventilador durante la noche. Habrá sido mi madre quien ya me había recriminado ayer por no tomar ningún medicamento para la tos intermitente que me estaba dando desde el viernes. Enciendo la luz y voy a la cocina por yoghurt, cereales y banana. En medio del ritual diario de desayuno, saco dos cucharas de la congeladora y, cerrando los ojos, los froto contra los párpados. Tiendo a andar ojeroso y no hay nada como este truco para evitar empezar con una cara de zombie y despreocuparme de eso por el resto del día.

Ya con el desayuno preparado, voy al sofá dispuesto a degustarlo y enciendo la tele. Más por costumbre que para ver algo interesante. Como me lo esperaba, no había nada que valga la pena. Ni siquiera la retransmisión de los partidos de rugby de los domingos que suelen pasarla los lunes bien temprano y que hacen que me eleven la temperatura con tantos cuerpos de gloria sudados y dándose duro.

Odio ver los programas mañaneros donde siempre están a la orden del día accidentes, homicidios, suicidios y toda clase de sucesos trágicos que uno pueda imaginar. No me gusta empezar el día escuchando esas cosas y sí, le doy la espalda a cualquier muestra de tristeza. Por último, me quedaba un guilty pleasure, que nunca había dicho que tenía en voz alta ni por escrito: ver programas teletiendas tipo Compre Ya, de artículos de gimnasia. Es que ponen cada modelo ejercitando que hacen que uno empiece el día mojadísimo. Tampoco tuve suerte con esto, pasaban la teletienda pero era un té reductor o algo así. Ni le presté atención. “¿Quién compra esas cosas?” pensé...

Dejé la tele encendida para tener algo que emita sonido ya que el silencio era sepulcral y me dispuse a prepararme para salir antes de las 6. Entre tantas vueltas (soy muy vueltero), llegaron las 6 y yo no salía aún. Me puse nervioso porque si me paso de las 6 sin salir de casa, llego un poco tarde y no tengo suficiente tiempo para entrenar como es debido. Suprimí las vueltas y con pasos veloces, agarré mi mochila y me despedí. Ya estaba clareando.

Al salir, los perros empezaron a ladrar muy contentos, pensando que les iba a sacar a pasear pero me cercioré de que no salgan porque era hora en que los escueleros del turno mañana pasan frente a casa, y uno de mis perros es enemigo acérrimo de ellos. Mejor prevenir que curar.

Iba caminando con pasos largos y rápidos. No había nadie en la calle. Esperaba llegar antes de que salga el colectivo de la parada, era lo único que estaba en mi mente. Saqué y encendí mi mp4 que arrancó con la misma canción que había terminado anoche: “Giorgio Moroder & Chris Bennett - (Theme From) Midnight Express”. Estoy obsesionado con esta canción que la conozco desde que nací y de la película que, con un poco de retraso (33 años después del estreno), recién la vi este sábado.

Al llegar, a una cuadra de la parada del 23 veo a varias personas esperando el micro. Paso de largo y voy directo a la parada, en la cual sólo una alumna del Comercio 1 esperaba con cero ganas. No habrá pasado ni minuto y medio y salió una de las unidades. “¡Bien!” pronuncié en voz baja. Me acomodé en el último asiento, hacia la ventanilla izquierda, le di repeat song al mp4 y elevé el volumen.

El bus paraba en cada esquina, cosa que me ponía un poco nervioso. No habrán pasado ni 15 cuadras y ya estaba casi lleno. Veía a la gente subir con cara de somnolencia, como sonámbulos. Muchos alumnos y entre ellos un oficinista con anteojos. Algo me decía que no lo descarte.

Programé mi alarma para que suene a las 06:45, en caso de que quede dormido sin darme cuenta y porque se supone que a esa hora ya tendría que estar cerca de mi destino. El tráfico estaba terrible y cuando sonaron las 06:45 yo me encontraba apenas en la mitad del trayecto. Respiré profundo y me tranquilicé. Recordé que por esa zona solía subirse un chico que me fascinaba. Ha de tener 25 años y toda la descripción física que les voy a dar la resumo en que es el gemelo de Peter Bishop, de “Fringe”. Para ubicarlo en el mapa, vamos a llamarlo también Peter.

El chico que cualquiera presentaría a su madre
“¿Qué habrá sido de él?, ¿Seguirá subiendo en el bus en este horario?” me pregunté. Con la canción que seguía en eterno repeat, me puse melancólico. “Until your heart is free to fly, then I will keep the sun for you. Untill you touch the open sky, then I will keep the sun for you” tarareaba en mi interior, acompañando la melodía de ese tema que me tiene poseso.

Por fin el chofer tuvo un semiataque de adrenalina y aceleró la marcha aunque poco duró el subidón ya que sobre Félix Bogado, antes de girar hacia Quinta Avenida nos agarra la luz roja. Sigo mirando disimuladamente caras y caras hasta que ¡Oh! ¡No puede ser! Me percato de que mi objeto del deseo, Peter, estaba en el bus. Y estaba igual de apuesto que siempre. Tuve que taparme la boca con las manos para que no cayeran las babas. Vi que miraba hacia en dirección a mi lugar pero de eso no pasaba.

El resto del viaje, me pasé mirándolo lo más disimuladamente que pude, creo que sin éxito ya que de vez en cuando nuestras miradas coincidían y la suya no era precisamente de deseo sino de confusión. Chongos...

(Drop Dead) Beautiful
Me puso feliz del verlo después de mucho tiempo y quise celebrar la vida. Le di stop a la música melancólica que estaba escuchando y le di con todo  al "Hold It Against Me" de la Britney. Entre espasmos que me causa la sección dubstep de la canción, hice todo lo posible por no empezar a moverme acorde al ritmo. Terminó la pista y aún no llegábamos a destino, así que quise inmortalizar el momento con una de mis canciones favoritas de la Princesa del Pop “Inside Out”. En mi loca imaginación le gritaba el “So come on, won't you give me something to remember?” en frente a todos. Una sonrisa escapó de mí ante semejante visión.

So come on! Won't you give me something to remember?
Llegamos a destino. Él se baja una parada antes que yo. Lo vi descender y su silueta desapareciendo detrás del Banco nacional de Fomento. Suspiré tranquilo, toqué el timbre y me bajé. Miré mi figura en el espejo. “No se nota pero estoy un poco gordo”, pensé. A la par, me preguntaba si habría gente a esa hora en el gym o si encontraría algún conocido. Eran las 07:10 hs.

Entré al recinto. Saludé a los encargados brevemente y fui en dirección a los vestidores. Divisé por el camino muchas señoras en las bicicletas. “Parece que no pasa mucho por acá”, me dije pero hablé muy de prisa. En la parte de pesas había como cinco personas como máximo. Pero cosas interesantes. Seguí mi camino en dirección al vestidor y al entrar quise y estuve a punto de saludar pero como nadie miraba, me encogí de hombros y me dispuse a cambiarme.

Estaban 4 tipos cambiándose. Muy interesantes especímenes de virilidad. Me alegré de haber ido. Aún así, no tenía tiempo para quedarme a contemplar todo lo que tenían para ofrecer, me cambié bien rápido y fui a las pesas.

Cuando llegué, sólo quedaba un tipo de unos 26 años, haciendo press de banca. Es de mi altura pero más bonachón y me sorprendió que pueda alzar el doble de peso que alzo yo en ese ejercicio. También me dio un poco de envidia. Quise saludarle pero no miraba a los costados, así que volví a guardar mi saludo.

Me sentía bien, con mucha fuerza. Hace tiempo que no me sentía así. Subidón total. En eso, veo a un ruco que estaba entrenando. La ocasión hace que nos crucemos y nos saludamos. Algo me dice que no le descarte. Me da la impresión de que quiere hacerse el master ahí, pero al margen de eso, mi radar detectó actividad ya que cuando hablaba con el bonachón que estaba entrenando a mi lado, le brillaban los ojos, le cambiaba la voz, y se ponía a hacer bromas de las cuales él terminaba riéndose al final. Se ve que le gusta. El bonachón, chongo total, le seguía la corriente y también se reía aunque con menos entusiasmo.

La mayoría de la gente ya se preparaba  para ir al trabajo. Entrené un rato más y fui al baño. Coincidí con un tipo que suele ir por la noche al igual que yo, pero nunca hablamos. Muy creidito él,  aunque me perdería en ese culo alucinante que tiene. Chonguito. Le pongo 23. No nos saludamos por la noche y éste no parecía que iba a ser un momento de fraternidad y comunicación, así que como siempre, tampoco nos hablamos.

Me vestí muy rápido, para lo que soy yo, y me asusté cuando vi que ya eran las 08:13 hs. Salí disparando y por suerte al salir, ya venía mi colectivo. Llegué a la oficina a las 8:23 hs.

Muchas emociones antes de empezar las 08:30 hs. Ojalá todos los inicios de lunes fueran así...
Hit me one more time! It's so amazing how you shook my world and flipped it upside down...

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