Hay días en que todo te sale a pedir de boca. Hay días en que algunas cosas marchan bien y otras no tanto. Y hay días en que si supieras cómo van a terminar ni siquiera saldrías de tu casa. Lo menos común es que un día de estos llegue a caer un sábado. O eso pensaba yo...
¿Cómo puede un día que había empezado increíble terminar de lo más miserable? I'll tell you...
Sábado 22/5/2010: Me desperté a las 8 de la mañana. Un día fresco pero con sol. Como no trabajo los sábados decidí programar la alarma una hora más tarde. Todo aquel que me conoce sabe lo que me encanta dormir y esa una hora se convirtió en ¡cuatro horas más tarde!
Me levanté horrorizado porque eran las 12 en punto y tenía clases de inglés a las 13 hs. Entre bañarme, vestirme y todo el proceso de tomar el bus mínimo que llegaba a las 13:40 hs. ¡Fuck! ¡Fuck! ¡Fuck! En 15 minutos traté de ponerme lo más presentable posible (entre baño, elección de vestuario y demás rituales propios de ponerse guapo) y salí corriendo como si no hubiera mañana. Ni almorcé...
Será ironía o no sé qué pero en los días en que vas corto de tiempo, parece que la fortuna se burla en tu propia cara. ¡El micro de mierda que jamás venía!
Respiré bien hondo, me repetí unas cuantas veces
"Yo soy Grace Kelly, Grace Kelly soy yo" ante la atenta mirada de un señor que estaba sacando los yuyos de su vereda, pero ni me importó. Entré a una despensa a comprar un yoghurt como almuerzo provisorio y el despensero, que tenía lo suyo, no sabía el precio del yoghurt. Empezó a llamar por celular a preguntar, a la dueña del negocio supongo, por el precio del lácteo.
Yo, aterrado de que en cualquier segundo pase mi colectivo, le miraba con ganas mientras él trataba de averiguar que un Yoghurt de 350 ml. sale Gs. 3.000...
Le pagué a toda bala y me perdí de ahí. Antes de abrir el yoghurt, veía venir al 23 en mi dirección. ¡Ya era hora! Me subí, pagué y me senté. El micro estaba casi vacío. Puse "Grand Central" de Alizée en el mp4 para desconectarme de tanto nerviosismo.
Increíblemente no había mucho tráfico y por más que el bus no iba rápido llegué a las 13:15 hs. Con pasos rápidos y largos caminé una cuadra y entré al C.C.P.A. Ya estaban desarrollando clases... Entré en silencio y traté de agarrar el ritmo.
La tarde pasó volando. Entre el pedido de algunos trabajos prácticos, mirar de reojo lo bien que está mi compañero de banco y el apunte de temas que van a entrar en el final test, llegó la hora de salir.
En un reciente viaje a Buenos Aires, mi amigo Alfredo había conocido a un chico con el que se mantuvo en contacto y estaba de paso por Asunción hasta el día 25. Me había invitado para acompañarles al karaoke ya con unos días de anticipación. Tenía que estudiar para tres exámenes que se iban a dar a lo largo de la semana, por lo que dudé mucho en asistir (explicándole mis razones, claro) pero con la promesa de que no íbamos a tardar mucho y de que me iban a acercar con el auto a casa, confirmé.
Hice hora en el centro descargando música
(Pizzicato Five - Happy End Of The World) y luego en Biggest, leyendo un libro de la facu para que luego no me pese tanto la conciencia.
Pasadas las 22 hs. llegué a
Frogus, el karaoke. Me incomodó ver que la humanidad se dio vuelta para mirarme. Me había bañado al mediodía, por lo que estaba bastante acomplejado pero si volvía en casa para prepararme, ya no iba a salir. Ojo que estaba bien aseado, sólo inseguro... Fui directo al baño y al salir encontré a Alf con Andrés y dos chicas.
Todos muy amables pero como la única persona con quien comparto códigos es Alf, como que la noche estaba un poco aburrida. Anyway, no dejé que eso arruine la noche.
Al rato, viene apareciendo Nelson, otro amigo, con su nuevo boyfriend, Robert. La planta baja del lugar estaba repleta así que tuvieron que sentarse en planta alta, que para mi gusto es mucho más cómoda ya que igual se oyen los alaridos de las locas (que con un micrófono en mano ya creen que son
esto o
esto pero lo que no se dan cuenta es que se quedan en
esto o
esto) pero por lo menos no se les ve la cara.
Eso sí, había un tipo que hacía la voz de Thalía. Le salía perfecto. Idéntico al de la intérprete de "Amor A La Mexicana". Yo que ella lo contrataba para que me supla en algunas giras... En un momento interpretó "Entre El Mar Y Una Estrella", (una de mis canciones favoritas de ella) con vídeo del tema en cuestión de fondo, y casi se me cayó la mandíbula. Es que pensaba que era Thalía hasta que volteé a ver y veo al esperpento éste cantando. ¡Le doy 10 puntos!
Y por si te estás preguntando, la respuesta es "sí": canté la parte de "te pondré algunas velas para preguntarle a Dios cuándo regresas" bien emotional y pensando, jejeje..., en
¡¡¡Leandro!!!
Corría el tiempo y pasada la medianoche, el grupo con el que estaba se dispuso a retirarse. El amigo que me había invitado me dijo que tenían que pasar a buscar a no sé quién por no sé dónde para llevarla a no sé cuánto. A buen entendedor, pocas palabras: tenía que regresarme por mi cuenta...
Me piché tanto pero obviamente no iba a armar una escena ahí. En plan
"Yo soy Grace Kelly, Grace Kelly soy yo..." me concienticé que ya que estoy en el lugar, sólo que me queda divertirme y subí a planta alta con Nelson, Robert y otro socio, Óscar.
Aparte de la
"Thalía Paraguaya" no había muchas distracciones. La incentidumbre de ir o no a Hollywood para continuar en la pista de baile estaba en el aire pero la idea no me seducía demasiado, más aún en vísperas de exámenes.
Ver a todo el mundo en pareja me superdeprimió. Hasta las
más locazas estaban con alguien. No es que no tengan derecho a eso, sólo que me da la sensación de que hay alguien para todos menos para mí. Harto de ver parejitas besándose, acariciándose, dándose mimos hasta en las baños decidí que era mejor ir a casa y etiquetar esa noche como "A Night To Forget".
Estaba fresco afuera, Nelle (nombre artístico de Nelson de ahora en más) me acercó con su moto a tomar el bus. En menos de 10 minutos apareció uno, y subí. Habrá sido cerca de las 2 am pero el micro estaba casi lleno. Mucha gente durmiendo y borrachos que apenas podían sostenerse en pie.
Me bajé a la altura de Rca. Argentina y Eusebio Ayala para tomar otro bus que me lleve a casa, en depresión aún. Saqué el mp4 y puse a todo volumen "Limelight" de Alizée (sí, estoy en mi etapa Alizeera). Me sentí tan identificado con esa canción: vagar solo y errante en la noche buscando algo sin saber qué es y mucho menos si alguna vez aparecerá. Eso lo resume todo.
Cuatro cuadras later, me cruzo con una silueta conocida que está a punto de subir a su auto. Era el Keché... ¿Y quién es el Keché? Pues es un chico bastante atractivo (y diría que un poco zorra) pero que físicamente me mueve que da miedo. Nunca llegamos a sexo completo, sólo a segunda base, jajaja...
Nos vimos y sonreímos. Conversamos en forma breve y se ofreció a acercarme a casa. Yo estaba deprimido pero caliente (what a combination!) y a la espera de que suceda cualquier cosa. Sólo que no contaba con que él se cohibiera un poco (
¿zorra arrepentida?) y con que no sé quién demonios le llame al celular y se pasen hablando el resto del camino. Eso me arruinó completamente el plan...
Antes de llegar a destino, le pregunté si iba a su casa (a buen entendedor pocas palabras again) y me dijo que sí. No insistí más. Le agradecí el aventón, llegué a casa y ni siquiera la película porno que pasan en Venus era buena.
Una paja antes de dormir fue la forma de terminar este día miserable. Espero que no se vuelva a repetir. Y de regalo, tres exámenes esta semana... ¡Feliz inicio de semana!